

Escuché que Szentendre es una de las ciudades más lindas cercanas a Budapest, que es la ciudad de los artistas, además, que está dentro de la zona de las Montañas Pilis, zona energética importante (me interesa mucho el tema de las energías, y la naturaleza, playas y montañas, bosques, etc. tienen energía sanadora y reponedora importante, sobre todo cuando vivimos en una ciudad). Así que un día Sábado estando en Budapest, decidí tipo 11 AM, que necesitaba un descanso de la ciudad, estaba cansada y con poca energía, así que decidí ir a Szentendre. Busqué en Airbnb un lugar para quedarme, y elegí un lugar muy especial. Lo reservé, hice mi maleta, y partí camino a Szentendre con las indicaciones de mi amada app moovit.
Llegué a tomar el tren, y como preguntando se llega a Roma, le pregunté a un par de personas dónde se compraba el boleto, cuál era el tren y llegué corriendo a subirme al tren (el idioma húngaro no es muy fácil, sí que acá preguntando era más complejo que en un país de habla inglesa). Llegué a Szentendre luego de aprox. 1 hora en tren. La estación de trenes era muy linda y tranquila, había muy poca gente. Pronto iba a oscurecer, y por suerte, justo iba a llegar el último bus/micro que me dejaba cerca de donde yo iba (si no, de verdad que no sabía cómo iba a llegar). Así que me fui en el bus, y me bajé en el paradero indicado para luego irme caminado a la casa de Andras (el dueño del airbnb).
Me bajé en la última parada del bus, decidida a caminar, cuando veo un hombre que se baja de un auto y comienza a gritar moviendo los brazos: “María!!! María!!!” con cara sonriente…tengo que decir que me dio un poco de susto, porque jamás lo había visto, y venía directo hacia mí. Pude ver que la persona sentada en el asiento del copiloto era muy parecida a la foto del dueño de airbnb, Andras, así que me entregué al destino y caminé hacia ellos, era Andras y su aprendiz (sí, su aprendiz) y estaban esperándome.
Durante el camino a la casa, me preguntaron todo tipo de cosas, que por qué estaba en Hungría, que qué hacía en Budapest y por qué había ido a Szentendre, por qué estaba tan lejos de mi país, si era casada, si tenía hijos, etc…y debo decir que en mi interior me preguntaba por qué había sido tan impulsiva al moverme tan rápido y llegar tan tarde a un lugar en donde no conocía absolutamente nada, ni a nadie. Por suerte hablaban un poco de inglés, porque probablemente pocas personas en Szentendre hablan inglés. Todas mis dudas y miedos se disiparon al al llegar a la casa. Al entrar, había una señora esperando sentada en la mesa del comedor, así que me relajé porque se veía mayor y muy amorosa. Además, la mesa estaba llena de comida húngara de todo tipo esperando por mí…fue muy inesperado y buena onda que estuvieran esperándome con semejante banquete…la casa, una casa de campo hermosa, amplia, y llena de altares con ángeles, con la Virgen María, Jesús, piedras, minerales, y muchas cosas espirituales. Me sentí aliviada, abrumada y confundida, porque me imaginaba que la casa era buena onda, pero al parecer había llegado a la casa de un maestro espiritual, o al menos eso parecía…
Probé la comida, con una copa de vino, sus picoteos típicos, quesos, pimentones de distintos sabores y picores, tomates, frutos secos, pan de queso, etc. Todo luego acompañado de té, cositas dulces, mientras escuchaba historias de los Hunos, de los reyes de Hungría y su similitud con los aborígenes de sudamérica y con los aborígenes de Chile en particular, o era al menos lo que ellos me contaban. Esa noche no me esperaba ni la comida, ni la conversa, ni los altares, ni saber que meditaban y hacían reiki, o sea, fue todo inesperado y extraño.
Luego de la comida, la conversación y de la buena onda…me fui a dormir a mi pieza. Incluso la pieza era particular, muy linda y acogedora, tenía unas flores pintadas y la palabra amor pintada en varios rincones, y unos ventanales enormes con vista a un patio hermoso (pueden ver un poco en mis stories)
Al otro día (Domingo) me dediqué a descansar, meditar y recorrer el jardín, y hacer fotos del jardín y de todo lo que había. Era un jardín muy lindo, con muchas plantas y flores, una fuente, tomatitos, un nogal y una yurta. Nunca había visto una yurta. Aprendí que eran el hogar de las familias nómades, de los Hunos, y de muchos otros clanes familiares que en la antigüedad movían sus tiendas, y que aún sigue siendo la realidad de unos pocos. Era realmente preciosa, de colores vivos, construída con materiales livianos y por dentro muy cálida y acogedora. Con espacio para una fogata al centro, con pieles de oveja como camas y con unos curiosos vasitos al medio de ella. En este lugar, me imagino que usaban la yurta para algún tipo de ceremonia. Andras me contó que oficiaba matrimonios y fiestas donde se usaban trajes típicos, donde se cocinaba comida húngara típica y donde todos tocaban instrumentos musicales. Como no quise preguntar más, sólo me dediqué a observarla, sentarme e imaginarme las ceremonias y a hacer fotos.
Luego, me dediqué a hacer una de las cosas que más me gustaba hacer cuando niña, era estar en el campo, cosechar/recolectar y comer frutas ? como había un nogal, y tenía el permiso de Andras, me senté a recolectar nueces, partirlas y comerlas, sentada, mirando el valle desde el patio de la casa. Así que tuve un Domingo muy tranquilo, descansado y reponedor.



Era lunes, y había recién tomado desayuno, cuando llegó Ash, la nueva huésped de la casa…mi primera impresión, una norteamericana citadina muy guapa y perfecta, llegó con su seguridad, su estilo, y con sólo una maleta de mano…tenía arrendada la cabaña que estaba al final del patio. Inmediatamente tuvimos conexión y buena onda, y daba la casualidad que andaba viajando por el mundo con su cámara y su Macbook. Ash es nómade digital, y fue una de las varias personas que se aparecieron en mi camino. Ella trabaja de manera freelance en proyectos de arte y diseño, mientras viaja por el mundo…lo que me hizo admirarla y tener mi respeto y amistad desde el día 1. Además, come raw/vegan, básicamente comida fresca/cruda, y sin comer nada que provenga de animales. Me encantó su onda, enganchamos muy bien y me llamó mucho la atención su manera de vivir y su valentía, así que respect.
Ese día quería conocer la ciudad, y Ash quería descansar porque estaba recién llegada, así que fui solita caminando a conocer la ciudad. Me demoré como 40 minutos en llegar (podría haber ido en micro, pero yo quería caminar ver todo, y hacer fotos) y en el camino me encontré unos árboles de membrillo, así que me fui feliz comiendo membrillo mientras caminaba y hacía fotos.
Szentendre es una ciudad pequeña, ubicada en el lado de Pest, conocida por sus museos y sus artistas. Sus calles de piedra y su arquitectura, hace sentir como si estuvieras en alguna de las ciudades de Game of Thrones. Por Szentendre también pasa el río Danubio, y la ribera del río es muy tranquila para pasear, hay restaurantes, hay gente caminando, sentada leyendo, o dando de comer a los patitos. Es realmente precioso.
Las calles son pequeñas y coloridas, llenas de pastelerías, galleterías, cafecitos, y quitasoles de colores. La llaman la ciudad de los artistas, y la verdad, me parece un escenario perfecto para vivir tranquilo y hacer arte. Todo en Szentendre es lindo, cada lugar tiene pequeños detalles que hacen que te sientas en medio de un cuento. Además, hay tiendas orgánicas/veganas, y me di cuenta que en Europa es fácil y barato ser vegano/vegetariano, hay mucha variedad y tiendas que venden productos para consumo responsable, orgánicos/eco/paleo. Me compré un helado paleo de Acai, recorrí la ciudad, hice fotos y me volví a casa en micro/bus.
Esa noche en la comida, Ash me preguntó si quería ir con ella al parque Nacional Duna-Ipoly Nemzeti Park, y yo la verdad, ni siquiera sabía que había un parque nacional cerca, pero como mi segundo nombre es aventura XD obvio que acepté y de hecho muy feliz.
Ese día Martes partimos con un buen desayuno, ropa deportiva, nuestras mochilas con agua, frutas y maní, rumbo al parque, con google maps y moovit en mano. Sabíamos que no había transporte directo al parque, o al menos no nos interesaba porque queríamos ir a la aventura. Así que hicimos dedo, nos fuimos con un señor muy amable que no hablaba nada de inglés, sólo húngaro, pero de todas maneras nos entendimos, llegamos a la carretera donde pasaban los buses que nos dejaban en camino al parque Nemzeti.
Tomamos el bus/micro (buses de transporte público interprovinciales por lo que pude notar) y nos bajamos donde Google maps indicaba que estábamos “cerca” del parque. Empezamos a caminar siguiendo el mapa, y vimos paisajes campestres muy lindos, granjas, animales, casas preciosas. Lo más curioso, fue ver casas para gnomos o duendes. Me habían contado que en Hungría hay muchas personas muy espirituales que creen y ven duendes, y lo comprobé cuando vi este lugar tan extraño y lindo a la vez. No sabemos quién lo hizo, pero se dio el trabajo de hacer un hogar de madera para quizás quién sabe quién. La magia se puede encontrar en cualquier rincón inesperado del mundo (les dejo fotitos).
Ya entrando al parque, nos encontramos con bosques hermosos y paisajes simplemente de cuento. La verdad nunca en la vida pensé que iba a visitar un parque nacional en Hungría, así que todo era sorpresa y aventura, no tenía ninguna expectativa. Como a las 2 nos gusta el arte y las fotos, hicimos unas fotos con una camioneta calipso que encontramos en el camino, y que combinaba muy bien con el paisaje, los colores de los árboles y con el color del día. Así que estuvimos jugando con lo que teníamos. Caminamos muchísimo, vimos insectos, nos subimos a miradores, y en realidad hicimos todo lo que pudimos hacer que naciera de la curiosidad y de tener un parque nacional abierto.
Cuando empezó a bajar el sol, emprendimos la vuelta, para que no nos encontrara la noche y el frío en el parque, para comprar algo de comer y tomar los buses de vuelta a la casa. Fue un día muy muy buena onda.
El resto de los días, fuimos de paseo a la ciudad, al supermercado, estuvimos en la casa sentadas bajo el sol, conversando, meditando, y también cada una por su lado en nuestro espacio propio. Un día en particular, fuimos al supermercado, y una señora se acercó a preguntarnos de dónde éramos, y qué hacíamos en Szentendre. Nos contó que estaba muy feliz y emocionada de ver mujeres extranjeras de visita en su ciudad, qué tierna, porque es un lugar bastante lejano al turismo, es pequeño, tranquilo y todos se conocen, o sea, que éramos como lo más exótico que le podía pasar a un lugar como Szentendre (osea, es lo que nos dijo ella.
Fueron unos días maravillosos, aprendí mucho de Andras, su aprendiz, de la señora amiga, de Ash, de Szentendre, y de mí misma. Esos días fueron vitales para recuperar energías y volver a la ciudad a buscar trabajo, y no pasó mucho hasta que eso pasó ?
Con Ash nos volvimos a ver en Budapest donde fuimos a comer y pasamos un par de días juntas de nuevo, antes de que se fuera a USA. Fueron días bacanes. Les dejo fotitos de todo, y les recomiendo visitar Szentendre, aunque sea por el día.







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