Hola a todos! Hoy les quiero mostrar un lugar increíble dentro de Guatemala, casi un espejismo, digno de ser uno de los lugares más lindos que he visto en mi vida: Semuc Champey.
Para visitar Semuc Champey, tomamos un shuttle desde Antigua a Lanquin, que es donde nos quedamos para visitar este santuario natural. Lanquin está a 1 hora aproximadamente (en un camión tipo real camión, abierto, sin asientos).
Nos quedamos en un lugar muy bueno (bueno dentro de la oferta de Lanquin, que es selva, al igual que Semuc Champey) en el hostal El Muro. Les aviso que este lugar es cero lujoso, tenía piezas bastante cómodas con todo lo necesario para poder dormir tranquilos, un desayuno exquisito, y el dueño y sus trabajadores extremadamente buena onda 🙂 aunque igual al ser selva, estaba lleno de insectos en todos lados y el ruido selvático de la noche casi no me dejó dormir.
Luego de pasar la noche en Lanquin, el camión pasó por nosotros tipo 8:30 hrs. y ya éramos los últimos que recogía el tour. Este lugar, y Guatemala en general, como otros países de centro América, es muy visitado por europeos y norteamericanos, porque además de ser precioso, es bastante seguro y se siente muy buena vibra en todos lados.
Lo primero que hicimos, fue hacer tubbing, que es recorrer un río arriba de una cámara de neumático jajaja… no tengo fotos del tubbing porque, entre que fuimos pie pelado en traje de baño, y dejamos las mochilas guardadas, no daba para andar con cámara o celular. El río que está a mis espaldas es donde nos lanzamos en neumático.
Luego del tubbing y asegurarnos que todos estaban bien, subimos al puente, y los valientes, se tiraron del puente hacia el río (aprox. 11 metros de altura). Yo no fui parte de esos valientes 😛
Luego de esto, fuimos a la entrada del Monumento nacional Guatemalteco Semuc Champey. Caminamos alrededor de 45 mins. por la selva (subida, bajada, piedras, etc) estaba muy muy húmedo y caluroso, así que no nos quedó otra que sacarnos la polera y andar en shorts y traje de baño. Luego de la caminata, llegamos al mirador, un lugar que me dejó sin palabras, porque desde acá se ve el río casi como una postal, realmente es surrealista. El mundo en el que vivimos es realmente una joya.
Luego llegamos al río Semuc Champey a la bajada del mirador, nos metimos al río y me sentía realmente como la protagonista de la película Laguna Azul, muy agradecida y no creyendo lo que veía, extasiada mirando el agua desde el interior, sus colores, los peces (que nos comían los pies literal) y pasamos desde una terraza de agua hacia la otra más abajo por unas caídas de agua que eran como resbalines naturales. Se puso a llover y ya no podía más de felicidad y agradecimiento, fue un momento sumamente sublime, además de entretenido.
Finalmente, al salir del río (porque nos esperaba el tour para volver a Lanquin) se puso a llover como si estuviéramos bajo una ducha, así que intentamos proteger las mochilas con nuestras chaquetas, y mojarse era lo más lindo de todo, así que aunque llegamos como sopa al camión y al hostal, todo valió demasiado la pena. Nos duchamos, comimos en el hostal, y a la cama temprano, para partir temprano a Flores, que era el lugar de hospedaje más cerca de Tikal, nuestro próximo destino y post de viaje.
Les dejo algunas fotos para que puedan admirar un poco de la belleza de nuestro planeta, nuestro hogar. Espero que lo disfruten y se animen a visitarlo alguna vez en la vida 🙂
Un besote! María Paz xx.
Si tienen dudas, sólo pregunten a nuestro correo: hola@welivenomad.com
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